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Otro partido del siglo

Otro partido del siglo

Se acerca otro Madrid-Barcelona, otro gran clásico, otro partido del siglo. ¿Pero esta vez es así realmente? Todo dependerá de cómo se desarrolle el encuentro y de la trascendencia que tenga el resultado en la victoria final de uno u otro equipo en la Liga, pero a priori, todo apunta a una misma dirección: en lo que llevamos de siglo nunca hubo un clásico tan decisivo. Y encima los dos equipos han dado motivos para ser elogiados.

 

El Barcelona de Guardiola puede que sea el mejor Barça de la historia. Al menos es el mejor que yo he visto. No en cuanto a resultados, que eso está por ver, sino en cuanto al juego. Es casi inimaginable que un equipo juegue mejor. Digo el casi porque la selección española está ahí, pero es que si uno lo mira bien, el motor de los dos equipos es prácticamente el mismo (Xavi e Iniesta) y el mejor defensa de ambos también es el mismo (Piqué nos deja en cada partido muestras de que tiene potencial para ser el mejor central del mundo y quien no lo quiera ver que se quite de una vez la venda de los ojos). Pero en comparación con la Selección, el equipo azulgrana tiene un pequeño handicap: la portería.

 

Valdés es una de las pocas fisuras que tiene este Barça, tanto por su forma de ser como por sus aptitudes como guardameta. Es cierto que el otro día contra el Chelsea salva el 0-1 en un uno contra uno ante Drogba, pero también es cierto que Almunia fue el héroe del Arsenal frente al Manchester. Para mí, Valdés es mejor que Almunia, pero es bastante inferior a Reina, Diego López, Sergio Asenjo o Gorka Iraizoz. Por supuesto, sería de necios compararlo con Casillas, ya que sería algo así como comparar un rascacielos con una casita en el campo.

 

Ahí puede tener el Madrid su ventaja. Pienso que en partidos de este tipo los porteros son más que importantes. Sus actuaciones pueden ser decisivas y decantar el devenir del encuentro a su favor. Y si en algo los blancos son infinitamente superiores al Barcelona, es en la portería. Otro de los factores que puede ser determinante es la fatiga, tanto mental como física: ahí también ganan los de Juande, a los que se les ve más enteros y encima sólo están centrados en la Liga.

 

Es de elogiar lo del Barça y yo soy el primero que me pongo de pie para aplaudir su ambición, pero estar metidos de lleno en tres competiciones les puede pasar factura. No digo que vaya a ser así, pero hay opciones de que al final no se lleven ningún título y esa posibilidad creo que aún les desgasta más. Pensar que el mejor Barcelona de la historia se quede sin premio alguno, parecía una utopía hace un mes. Ahora ya no es de locos pensarlo: el Madrid a cuatro puntos, 0-0 contra el Chelsea y los tres de arriba no tienen la frescura de antes. Miento, ya que Henry anda fino, pero Etoo ya no presiona tanto a los defensas rivales en la salida de balón y cada vez escasea más ese cambio de ritmo tan característico de Messi.

 

Dicho esto, cuentan con las mejores armas para salir airosos del Bernabéu: son mejor equipo, juegan mejor, dependen de sí mismos y les vale el empate. Raúl ya lo dijo el otro día: “El Barcelona puede permitirse el lujo de no ganar, nosotros no”. De hecho, la necesidad puede ser un arma de doble filo: tienes más ganas de ganar que tu rival, pero esas mismas ganas se pueden convertir en ansiedad. Aunque visto lo visto hasta ahora, el Madrid convierte, al mismo tiempo, esa ansiedad en épica.

 

Y es que los blancos han llegado a este partido con opciones de ganar la Liga gracias a su fe, a no perder la esperanza, a resignarse a morir. Y eso contagia a la afición. Y, a su vez, la afición puede llevar en volandas a su equipo, sobre todo en un estadio como el Bernabéu. Y el Bernabéu con ganas y convencido de la victoria es mucho Bernabéu, un escenario único para crear una especie de miedo escénico en el rival. Que empiecen los piques, las porras y el espectáculo: la fe y la épica del Madrid contra el buen juego del Barça.

 

21 toneladas de buen cine

21 toneladas de buen cine

Nunca creí que una película sobre la muerte pudiera tener tanta viveza como 21 Gramos. Una historia sobre lo devastadora que puede ser la muerte, ya sea para una persona que pierde a toda su familia, para un hombre cuyos actos han provocado un accidente mortal o para el enfermo que espera impotente un transplante de corazón o morirse sin remedio alguno.

 

Su viveza tiene que ver tanto con el realismo de las historias contadas como por el montaje. El tiempo deja de ser lineal y se nos van mostrando pequeños fragmentos de cada una de las historias en un magnífico caos que poco a poco va cogiendo forma. Y cuando esto sucede ni te has percatado de que llevas más de una hora con toda tu atención puesta en la película.

 

No menos brillantes son las actuaciones de cada uno de los actores que aparecen, en especial las de los tres principales: Seann Penn, Benicio del Toro y Naomi Watts forman un cartel prácticamente insuperable. Es cierto que ninguno se llevó un Oscar por esta película a pesar de las nominaciones de los dos últimos, pero el señor Penn logró ese mismo año la estatuilla por Mystic River, galardón que ha vuelto a saborear recientemente por Mi Nombre Es Harvey Milk. Benicio ya lo había ganado antes por Traffic.

 

(Título: 21 Gramos; Director: Alejandro González Iñárritu; Reparto: Sean Penn, Benicio Del Toro, Naomi Watts, Charlotte Gainsbourg, Melissa Leo, Danny Huston, Clea DuVall, Chance Romero y Marc Musso; Género: Drama; Valoración: 8,5)

 

Lucky Man (The Verve)

Lucky Man (The Verve)

The Verve fue uno de los grupos británicos más importantes de los años noventa. La banda fue formada en 1989, pero el reconocimiento y éxito mundial no les llegó hasta 1997, cuando sacaron a la venta su tercer álbum: Urban Hymns. Su primer sencillo de ese disco fue Bitter Sweet Symphony, el principal tema de la película Crueles Intenciones, con el que alcanzaron el número dos de las listas del Reino Unido. Su segundo single fue The Drugs Don’t Work, con el que consiguieron su único número uno. Más tarden lanzaron Lucky Man, la canción que más me gusta de este disco y del grupo.

 

En 1998 Urban Hymns obtuvo el galardón a Mejor Álbum del año en los Brit Awards y The Verve fue premiado con el premio a Mejor Grupo del año. La banda, además de por su música, también era conocida por sus discusiones internas, por diversos pleitos judiciales que afectaron a sus integrantes y por la adicción a las drogas de sus miembros. Finalmente en 1999 se separaron, pero el año pasado regresaron con su cuarto álbum: The Forth.

Posiblemente el mejor jugador del mundo

Posiblemente el mejor jugador del mundo

Artículo atrevido el que me dispongo a escribir o igual no tanto. Todo depende de cómo se mire, ya que algunos compartiréis mi opinión y otros no, pero desde hace mucho tiempo llevo rumiando esta idea y el otro día, tras el partido entre el Barcelona y el Sevilla, me convencí de ello por completo. El As tituló así su portada del miércoles: “Un equipo llamado milagro”, por la épica remontada del Madrid contra el Getafe (estas cosas sólo pueden pasar en el Bernabéu, pero ya hablaré de ello en otra ocasión). Un día más tarde, Tomás Guasch titulaba así la crónica del partido del Camp Nou: “Iniesta también es un milagro”, una frase que recoge el gran partido que realizó el manchego, su gran calidad y su gran estado de forma.

 

Pues bien, yo ya considero a Iniesta como el mejor jugador que hay ahora mismo en el mundo. Ni Messi, ni Kaká, ni Cristiano, ni quien sea. Hoy por hoy es el que está más en forma de todos. El problema es, en primer lugar, que se trata de un futbolista español y tendemos a valorar menos al jugador de casa, y, en segundo lugar, porque se trata de un futbolista que se aleja del estereotipo de estrella mundial. Para ello hace falta ser un divo a lo Cristiano Ronaldo o Torres, o ser un jugador que recorra cuarenta metros sorteando defensas para marcar un golazo como Messi. Si no entra en estas dos categorías, tiene que hacer un montón de méritos para ser reconocido mundialmente. Y pongo un ejemplo: parece que Xavi haya empezado a jugar ahora y lleva haciéndolo varios años. Otro que no es un divo ni se regatea a cinco tíos, pero que las mata callando. Otro como Silva o Villa.

 

Iniesta nunca aparecerá con un peinado extravagante ni saldrá en mil anuncios de televisión, pero habla donde tienen que hablar los futbolistas: en el terreno de juego. Se trata de un jugador que hace mil cosas en el campo y todas ellas las hace bien. Entiende el fútbol como nadie, da dinamismo al juego, defiende, pone pases y gol, tiene colocación tanto en ataque como en defensa, crea obras de arte como el gol contra el Sevilla… Un jugador total que no estuvo entre los cincuenta nominados al Balón de Oro del año pasado. Todo un insulto al fútbol.

 

Todo el mundo señala a Messi cuando se habla del Barcelona, pero si yo me enfrentara a ellos y me dieran a elegir quién no juega , tengo claro que elegiría en este orden: Iniesta, Xavi y Alves. Estos tres son el motor del equipo catalán. Los dos españoles le dan dinamismo y velocidad, mientras que el brasileño refuerza el centro del campo y crea una superioridad sobre el rival. No sé si Florentino terminará presentándose a las elecciones del Real Madrid, pero su mejor jugada sería fichar a Iniesta, aquel chico sencillo que deslumbró en Brunete y que ahora lo hace en todo el mundo conservando esa sencillez. Un ejemplo a seguir. Un crack. Un motivo para pagar una entrada. Y como decía aquel anuncio de Carlsberg, posiblemente el mejor jugador del mundo.

 

Originalidad, técnica y Brad Pitt

Originalidad, técnica y Brad Pitt

Comencemos por los supuestos defectos. Mucha gente ha señalado que El Curioso Caso de Benjamin Button es una película excesivamente larga. Pues bien, es cierto que podría durar media hora menos sin ningún problema, pero eso no quiere decir que haya momentos aburridos y vacíos de contenido. También se ha criticado que la forma de contar la historia es muy similar a la de Forrest Gump, un hecho muy previsible si se tiene en cuenta que es el mismo guionista: Eric Roth. Y yo me pregunto, ¿qué más da que se parezcan en ese aspecto si la fórmula ha funcionado bastante bien en las dos películas?

 

Turno para las virtudes. Esta historia destaca por encima de todas las cosas por la originalidad, el hecho de encontrarnos ante un individuo que nace viejo y se hace cada día más joven. Una historia que es posible gracias a sus magníficos efectos especiales y al maquillaje, sin dejar de lado la gran ambientación de toda la película a la época en la que se desarrolla. De hecho, los tres Oscar que ganó vinieron es estas categorías: efectos visuales, maquillaje y dirección artística.

 

¿Fue justo que teniendo trece nominaciones sólo lograra esos tres? No lo sabré hasta que vea el resto de las películas candidatas, pero lo que sí sé es que Brad Pitt pide un Oscar a gritos y se lo merece. Se trata de uno de los mejores actores de la actualidad, pero hasta ahora sólo ha recibido dos nominaciones: una por su papel secundario en Doce Monos y otra por interpretar a Benjamin Button. En mi opinión resultan escasas cuando uno observa su trayectoria y recuerda películas como Sleepers, Entrevista con el Vampiro, Snatch o Quemar Después de Leer.

 

Que nadie piense que me olvido de El Club de la Lucha y Seven, las otras dos películas en las que ha trabajado con David Fincher, otro genio que pide con justicia una estatuilla a Mejor Director. Y lo que debería pedir el espectador es que estos dos grandes del cine actual trabajaran juntos más a menudo, ya que cada vez que lo hacen el resultado es una obra fantástica. Sería algo así como la sociedad que formaron Martin Scorsese y Robert De Niro durante varios años, dejando grandes clásicos como Taxi Driver, Toro Salvaje, El Cabo del Miedo, Uno de los Nuestros o Casino.

 

No sería justo hablar de Pitt y Fincher y no hacerlo de las chicas de esta película. Cate Blanchett demuestra una vez más por qué es una de las actrices más solicitadas de Hollywood en estos momentos y Taraji Penda Henson sorprende a todos con una actuación que le valió merecidamente una nominación al Oscar a Mejor Actriz de Reparto.

 

(Título: El Curioso Caso de Benjamin Button; Director: David Fincher; Reparto: Brad Pitt, Cate Blanchett, Taraji Penda Henson, Tilda Swinton, Jason Flemyng, Julia Ormond, Eric West, Elias Koteas y Elle Fanning; Género: Drama fantástico; Valoración: 8,5)

Los gordos también juegan

Los gordos también juegan

Boca y River empataron el otro día a uno en el clásico del fútbol argentino. Entre todos los jugadores que saltaron al campo, destacaba por encima de todos por su gran volumen Cristian Fabbiani, un delantero de 25 años apodado el Ogro por su gran parecido con Shrek. También se le conoce como el Tanque o el Gordo, ya que su figura está lejos de la de un futbolista profesional.

 

De hecho, hay un dato muy curioso: desde que debutó en 2002 con el Lanús ha recorrido una media de 0,67 kilómetros por partido, una cifra bastante inferior a otros jugadores como Xavi o Iniesta, que realizan unos 10 kilómetros por encuentro. Fabbiani también ha jugado en el Club Deportivo Palestino de Chile, en el Beitar Jerusalén de Israel, en el CFK Cluj de Rumanía y en Newell’s. En febrero de este año iba a fichar por Vélez, pero se echó atrás en el reconocimiento médico señalando que él sólo podía jugar en River, su equipo de toda la vida.

 

Finalmente el Ogro fichó por River y un mes más tarde se desató la polémica: ¿Está demasiado gordo como para ser profesional? Su madre no ayudaba nada a zanjar el asunto, ya que se dedicaba a conceder entrevistas por los canales de televisión contando los hábitos alimenticios de su hijo, y Néstor Gorosito, su entrenador, terminó por pronunciarse al respecto: “Le he dicho que tiene que comer menos. Sé que come ensalada, pero mucha. Aunque la comida que ingiera sea sana, el problema es la cantidad. Comerse tres platos de ensalada no es normal. Las vacas también comen sólo hierba y siguen siendo vacas. Eso es lo que le pasa a Fabbiani”.

 

Gorosito también denunció el sobrepeso de su jugador: “Tiene que aceptar su responsabilidad y perder peso. Tampoco le pido que baje a 92 o 93 kilos, pero sí a 97 y en este momento pesa más de cien. Queremos que juegue los noventa minutos, no media hora”. La respuesta de Fabbiani no se hizo esperar: “Les voy a cerrar el culo a los que hablan al pedo”. Finalmente, el técnico cerró la polémica: “Yo nunca lo comparé con una vaca. Lo que dije es que comiendo verde, por eso de la ensalada, no va a bajar peso. Jamás diría que el Tanque es una vaca, sería una falta de respeto. No hago lo que no me gusta que me hagan. No es una vaca, a lo sumo un toro".

 

Desde que debutó en 2002, Fabbiani ha disputado 83 partidos en Argentina, logrando un total de 21 goles, alguno de ellos de muy bella factura. Y es que con ese peso y esa figura, más propia de un veterano, no podría jugar a primer nivel si no atesorara una gran calidad.

 

Las tonterías de la caja tonta

Las tonterías de la caja tonta

La televisión es conocida popularmente como la caja tonta, una denominación que quedó totalmente confirmada y acertada con la famosa frase de Forrest Gump: “Tonto es el que hace tonterías”. Lo peor es que cada día que pasa, nuestra caja se vuelve más tonta y sus tonterías llegan a límites insospechados hace años.

 

Empecemos por esa especie que ojalá estuviera en vías de extinción llamada los programas del corazón. La verdad es que no se por qué se llaman así y no tertulias o monólogos del corazón, ya que la realidad es que varios tertulianos que se hacen llamar periodistas (algunos no tienen ni el título) discuten a gritos sobre la vida de algún famosillo. Si encima éste está en plato, le hacen una entrevista (por llamarlo de alguna manera) acusándole de mil cosas, en especial de que tiene mucha cara o de que todo es un montaje. Y yo me pregunto: ¿Si saben que toda esa historia es falsa, por qué le dan un espacio en la televisión y le pagan cierta cantidad de dinero por ir a contar una mentira?

 

Utilizo el término famosillo porque si os habéis dado cuenta, nunca se meten con los famosos de verdad que han llegado a ser conocidos por los méritos acumulados en su profesión. No se atreven. Si va la última novia de Paquirrín, todo son acusaciones y gritos; si va Concha Velasco, todo son alabanzas e incluso la dejan hablar, algo bastante importante en una entrevista. Aunque quién sabe: igual ellos han inventado un nuevo periodismo en el que el protagonista es el supuesto periodista, no hay ni una pizca de ética y de respeto, no se contrasta la información, se falta a la verdad y se engaña al espectador con falsos cebos. He llegado a la conclusión de que yo falté ese día a clase.

 

He hablado de las tertulias, pero no de los monólogos. Si hubiera una especie de Club de la Comedia del Corazón, la Patiño sería cabeza de cartel en todos los teatros. Podéis ver que pongo un ‘la’ delante de Patiño, pero es que a la que es vulgar no se le puede vestir de seda por mucho que se intente. Por cierto, ya que hablamos de nombres propios, si Jordi González escribiera su biografía, tendría que titularse Diario del presentador más sensacionalista de la televisión. Seguro que el prólogo lo escribiría Violeta Santander a cambio de un buen fajo de billetes.

 

Si llegados a este punto hay alguien que aún no sabe distinguir a los famosos de los famosillos, existe una forma muy sencilla para hacerlo: los famosos aprenden a bailar, mientras que los famosillos se mueren de hambre en una isla desierta. Pero es curioso esto de la televisión, ya que hay una serie de programas a los que yo llamo fábrica de famosillos. Se trata de los típicos Gran Hermano, Mujeres y Hombres y Viceversa u Operación Triunfo. Este último perseguía un fin, que no era otro que premiar al ganador con una carrera discográfica y representar a España en Eurovisión (hasta los programas más tradicionales y longevos se han convertido en una basura), pero llega un momento en el que si la estrella es un miembro del jurado, mala cosa.

 

Los famosillos que salen de esas fábricas tienen tres destinos: pasearse por los programas del corazón, ya sea como entrevistado o tertuliano, ser presentador en un canal con una audiencia máxima de diez personas o ser analista de futuras ediciones de estas fábricas. Todo dependerá de lo polémicos que sean.

 

Y ya llegamos a un punto en el que hay que hablar inevitablemente de las mañanas de Ana Rosa Quintana, Susana Griso o María Teresa Campos (dicen que la más grande, pero yo hace tiempo que no la veo por la tele). Tiene mérito llevar un programa así, ya que parecen ser los que más limitado tienen el presupuesto. Si no, ¿cómo se explica que una misma persona sirva para opinar de la ruptura matrimonial de cierto personaje y al mismo tiempo hable sobre la crisis mundial o el último atentado terrorista? Aunque a la hora de la verdad hay que mencionar que estamos hablando de los más brillantes sociólogos, economistas y filósofos de nuestros días: Belén Esteban, Lequio, Masiel…

 

Luego están aquellos programas en los que un desconocido cuenta su vida, ya sea en el mismo plató o por teléfono. ¿Qué nos importará a los demás que unos espíritus le toquen los testículos a un individuo en su casa? ¿Pero hay alguien que se crea esto? Lo tendrían que llevar a ese programa en el que el concursante se somete a la máquina de la verdad y saca a la luz todos sus trapos sucios para al final mentir en la última pregunta y perder todo el dinero. ¿Pero si ya se ha puesto en evidencia y ha roto su matrimonio y sus amistades, por qué miente? Que diga una verdad más, que ya no importa, y al menos se llevaría algo de dinero.

 

Si es que parecen tan tontos como los de La ruleta de la suerte. En serio, ¿por qué no se llama La ruleta de los lerdos? Estoy seguro de que hacen un casting para escoger a los más inútiles del lugar. Y es que los programas culturales han sufrido un espeluznante cambio. Ahora la mayoría de ellos consisten en llamar por teléfono para dar la respuesta a una adivinanza como ésta: “Mi amigo Leonardo se sentó al lado de un animal. ¿Qué animal era?”. Respuestas instantáneas: el cocodrilo, el perro, un dinosaurio o el palomo cojo. Todos imaginamos que esas respuestas las dan los del propio programa y esperemos que sea así, aunque se mire por donde se mire, la persona que llame no puede tener muchas luces: o su respuesta es tan ingeniosa como las anteriores o igual empieza a espabilar cuando le llegue la factura del teléfono.

 

Por no salvarse, no se salva ni el fútbol. Sólo le pongo un pero a la Televisión Digital Terrestre: que la imagen llega más tarde y eso de ver el fútbol escuchando la radio será bastante complicado. ¿Qué hemos hecho los aficionados a este deporte para escuchar los comentarios de Antena 3, en los que nos enteramos más de la programación de la semana que de quién lleva el balón? ¿Alguien le podría explicar a Montes que no se puede narrar de la misma forma un partido de fútbol que uno de baloncesto? Y ya que estamos, ¿se podría aprender los nombres de los futbolistas algún día? Es que estoy seguro de que por ahí debe haber mejores narradores que los actuales.

 

Y del fútbol a las noticias. No es que tenga mucha queja, pero poner ciertas imágenes a la hora de comer o de cenar no creo que sea la mejor decisión. Al igual que tampoco considero que pueda salir una chica medio colocada diciendo que la ha liado parda, salvo que el motivo sea hacerle famosa a través de Youtube. También sería conveniente que se velara un poco por la imagen de los reporteros y se cortara una conexión cuando están siendo víctimas de ciertos gestos obscenos.

 

Con todo esto no quiero decir que haya ciertos programas que no tengan cabida en la programación, sino todo lo contrario: que haya variedad, pero dentro de unos límites a nivel de calidad, entretenimiento, buen gusto, respeto y valores morales. Los dirigentes de las distintas cadenas se defienden diciendo que ponen lo que la gente quiere ver, pero yo considero que la gente termina viendo lo que le ponen, ya que ha llegado un momento en el que no podemos vivir sin la caja tonta a pesar de sus tonterías.

Spanish Power

Spanish Power

En sólo dos décadas el deporte español se ha acostumbrado a ganar. Ahora ya no vemos la victoria como una excepción, sino como algo habitual, ya que casi todos los fines de semana podemos ver en el telediario que algún deportista o equipo español ha ganado un título internacional. Y es que estamos de moda, porque además tenemos cierto dominio en los deportes más mediáticos: fútbol, tenis, ciclismo, balonmano, motor y cualquier otro que se me pase por la cabeza a excepción del rugby, uno de nuestros escasos lunares. Aunque visto lo visto, tiempo al tiempo.

 

¿Y el baloncesto? Posiblemente sea el ejemplo más práctico de cómo ha evolucionado nuestro deporte: tenemos la mejor liga de Europa, aunque esto no es una gran novedad y ahora es menos frecuente que hace unos años que los equipos españoles se hagan con la máxima competición continental; nuestra selección no para de ganar medallas, es campeona del mundo y es capaz de jugar de tú a tú contra Estados Unidos en la final de los Juegos Olímpicos; y, sobre todo, disfrutamos con varios de nuestros jugadores en la NBA, un territorio prácticamente vetado para nosotros hasta que Pau Gasol fue elegido en la tercera posición del Draft de 2001.

 

Es cierto que Fernando Martín fue el pionero, pero Pau es el que les ha demostrado al resto de jugadores españoles que no sólo se puede jugar en la NBA, sino que también es posible triunfar. De hecho, sus logros hablan por sí solos: se coronó Rockie del Año en la temporada 2001-02, siendo el único jugador no estadounidense en conseguirlo, fue el jugador franquicia de los Memphis Grizzlies, ha participado en dos All-Star, rozó el anillo la campaña pasada tras ficha por Los Angeles Lakers y este año ha sido nombrado por primera vez jugador del mes de la Conferencia Oeste y ha superado los 10.000 puntos.

 

Además de este fenómeno, Raúl López, Calderón, Sergio Rodríguez, Garbajosa, Navarro, Rudy y Marc ya han saboreado lo que es jugar en la mejor liga del mundo. Ricky Rubio será el siguiente con casi total seguridad y por si fuera poco, Miralles y Vázquez fueron seleccionados en el Draft de 2004 y 2005 respectivamente, pero no llegaron a saltar el charco como en su día hicieron Montero y Dueñas.

 

Justo ahora ha terminado la fase regulara de la NBA y comienzan los playoffs, pero el protagonismo español no cesa. Calderón ha pasado a la historia como el jugador con mayor acierto en los tiros libres durante una temporada, arrebatándole el récord a Calvin Murphy con un porcentaje del 98%, mientras que Marc concluyó la campaña con el mejor porcentaje de tiro de un novato en los Grizzlies, superando a su hermano Pau.

 

Además, Rudy logró seis triples en su último partido para coronarse como el jugador que más ha encestado desde la línea de 6,25 en su año de novato, consiguiendo un total de 159. Y es que el jugador balear jugará los playoffs con los Blazers, al igual que Sergio Rodríguez, mientras que Pau lo hará con los Lakers, uno de los grandes favoritos para hacerse con el anillo. Sería la primera vez que un español se proclamara campeón de la NBA, una prueba más de que nuestros jugadores ya no tienen fronteras.

 

Impacto en masa

Impacto en masa

¿Es posible que en nuestros días se repita algo similar a lo del Tercer Reich en Alemania? ¿Podría darse el caso de que un nuevo Hitler saliera elegido democráticamente por una sociedad que es bastante consciente de sus errores del pasado? ¿Sería posible que un régimen totalitario y fascista reinara de nuevo en una nación responsable y civilizada? Antes de responder convendría ver La Ola, una película alemana que te hace reflexionar sobre lo que es capaz de hacer el ser humano cuando pertenece a un grupo, masa o movimiento.

 

Este largometraje está basado en el experimento que el profesor Ron Jones hizo en 1967 en California, pero llevado a nuestros días y a Alemania. Rainer Wenger (Jürgen Vogel) es un profesor de instituto que tiene que impartir un curso de una semana sobre la autocracia y para ello se le ocurre hacer un experimento que demuestre lo sencillo que es manipular a las masas: se convierte en el líder de la clase tras una votación, impone disciplina, mezcla a los alumnos para evitar que haya grupos en el movimiento y predomine la unidad, le pone un nombre al grupo, crea un símbolo y unos uniformes… El resultado termina siendo escalofriante.

 

Y es que La Ola intenta ser una obra pedagógica y lo consigue por tres razones: la cercanía con los espectadores, en especial los jóvenes, por el lenguaje coloquial que utiliza y las diferentes tribus urbanas que tienen cabida en esa clase de historia; su viveza y ritmo, cuyo resultado es una película bastante entretenida; y, sobre todo, el impacto que tiene sobre el público.

 

(Título: La Ola; Director: Dennis Gansel; Reparto: Jürgen Vogel, Frederick Lau,  Jennifer Ulrich, Max Riemelt, Christiane Paul, Elyas M’Barek, Jacob Matschenz, Cristina Do Rego, Maximilian Mauff, Maximilian Vollmar, Ferdinand Schmidt-Modrow, Tim Oliver Schultz, Amelie Kiefer, Fabian Prever y Odine Johne; Género: Drama; Valoración: 8)

 

Falta de respeto por partida doble

Falta de respeto por partida doble

Sergio Ramos, que no pudo jugar ante el Valladolid por sanción, abandonó el Bernabéu media hora antes de que terminara el partido para poder presenciar una corrida de toros. El acto en sí está mal. En primer lugar porque así lo recoge el código interno del club: todos los jugadores, aunque no estén convocados, deben presentarse en el estadio en los partidos de casa. En segundo lugar, y más importante, porque es una falta de respeto al club, pero sobre todo a la afición y a sus compañeros, en especial a aquellos que no han entrado en la convocatoria por decisión técnica y aguantan en su butaca hasta el pitido final.

 

Dicho esto, no creo que haya que hacer una montaña de un granito de arena. La noticia debería ser que el Madrid ganó y sigue a seis puntos del Barcelona, no que Sergio Ramos se fue antes de hora. No digo que no haya que mencionarlo e informar de ello, pero se le está dando más repercusión a ese hecho que al buen partido de Higuaín, a los goles de Raúl o Robben, al regreso de Guti con un pase magnífico o a la jugada del posible penalti de Pepe, dando la sensación de que se busca más la polémica que la noticia.

 

Parece que se quiera hacer sangre de un jugador que lo da todo en el campo. Podrá jugar mejor o peor y habrá a quien no le guste este jugador, pero lo que no se puede negar es su esfuerzo y actitud en cada partido. Es verdad que el otro día se equivocó, pero él es el primero en reconocerlo y ya ha pedido perdón públicamente. Ahora deberían hacerlo los que han insinuado una falta de compromiso de Ramos, intentando desprestigiar a un jugador que se ha ganado el respeto y el prestigio en el terreno de juego, no fuera de él.

 

Y de beber… ¡Albóndigas!

Hacía tiempo que quería escribir sobre Los Simpson, pero qué decir sobre esta gran serie que la gente no sepa, si casi todo el mundo la ha visto. Por ello, simplemente voy a poner un par de gags bastante buenos, varias frases graciosas de Homer, dos de los mejores capítulos (Homer, el grande y Hober-Fobia) y un vídeo recopilatorio con grandes momentos.

 

“Marge, no le busques tres gatos al pie”
 
“¿Operadora? ¿Cuál es el número del 091?”
 
Bart: “Estamos organizando excursiones para padres e hijos”
Homer: “Je, je… ¡Si tú no tienes hijos!”
 
“Crearé la mascota perfecta: lista como un perro y fiel como un gato”
 
“No soy una persona que se impresiona fácilmente… ¡Mosquis! ¡Un coche azul!”
 
“Señor Smithers, no entiendo 1.997 de mis 2.000 nuevas tareas”
 
Homer: “Marge, ¿cuántos hijos tenemos? No hay tiempo… ¡Dos!”
Marge: “Tenemos tres”
Homer: “Marge, el perro no cuenta”
 
“En la vida hay tres tipos de personas: las que saben contar y las que no”
 
“Nucelar, la palabra es nu-ce-lar”
 
“Sin tele y sin cerveza, Homer pierde la cabeza”
 
“Sé que no suelo rezar mucho, pero si estás ahí arriba, ¡sálvame Superman!”
 
Burns: “¿Usted quién es?”
Cerebro de Homer: “Rápido, piensa algo inteligente”
Homer: “Soy el señor Burns”
Cerebro de Homer: “¡Bravo!”
 
“Intentar algo es el primer paso hacia el fracaso”
 
“Lisa, los vampiros no existen, son seres imaginarios como los duendes o los esquimales”
 
Homer: “Marge, ya sabes que cada vez que aprendo algo nuevo expulso algo viejo de mi cabeza, como aquella vez que se me olvidó conducir”
Marge: “Estabas borracho”
 
Bart: “Dios es el más poderoso de todos”
Homer: “Sí, es mi personaje de ficción favorito”
 
“Te voy a dar azotes hasta la Edad de Piedra”
 
“¡Me abuuuuurro!”
 
“Por el alcohol, causa y a la vez solución de todos los problemas de la vida”
 
Marge: “¿Qué prefieres? ¿Una chuleta o dos?”
Homer: “Ambas cosas”
 
“El problema de mi familia es que somos cinco: Marge, Bart, Bart niña, la que no habla y el tipo gordo… ¡Aaaagh! ¡Cómo odio a ese tío!”
 
“Por favor, no me comáis, que tengo mujer e hijos. ¡Comeros a ellos!”
 
“Y de beber… ¡Albóndigas!”

 


Videos tu.tv

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Renovarse y morir

Renovarse y morir

¿Por qué tienen que cambiar las cosas que funcionan bien y gustan a la gente? ¿Y por qué cada vez que ocurre esto suelen funcionar peor o dejan de gustar? ¿Qué ventajas o mejoras buscaban si una vez hecha la renovación o la reforma descubres que no hay ninguna y han desaparecido las anteriores? En definitiva, ¿quién es el cerebro de estas decisiones y quién es el inútil que las ejecuta? Estoy seguro de que estas preguntas os las habréis hecho en incontables ocasiones. Yo, al menos, un día sí y al otro también.

 

Empecemos por las páginas web y un ejemplo que a mí me atañe en gran medida. Como periodista que sigue al Real Zaragoza me era de gran utilidad la página oficial de la Liga de Fútbol Profesional, una web de la que han surgido miles y miles de reportajes. Esto se debía a que ahí podías encontrar todos los datos históricos desde la primera temporada en 1928 hasta la última jornada de la actual: partidos, goles, trayectorias de jugadores, entrenadores… En definitiva, una herramienta vital para mi trabajo.

 

Como podéis observar, estoy escribiendo en pasado y ya os podéis imaginar el porqué. Un buen día alguien tuvo la brillante y magnífica idea de renovarla y el resultado ha sido una web lentísima, con un tercio de los datos que había antes y en la que hay que hacer malabares para acceder a ellos. Supongo que al iluminado le habrán dado una medalla.

 

Pero no es el único ejemplo relacionado con internet. Cambiaron la página de inicio del Facebook y considero que es mucho peor que la que había antes; y no debo ser el único, ya que he llegado a escuchar que quieren volver a cambiarla. La página de la Federación Española de Baloncesto es la historia repetida de los dos párrafos anteriores. Y por último, ¿a alguien le gusta la nueva versión del Messenger?

 

Pasemos a otro ámbito: los restaurantes, bares y cafeterías. ¿Por qué tienen que cambiar la carta o el menú si tienen éxito? ¿Por qué suben los precios los locales que basan sus ventas en ser más baratos que la competencia? ¿A qué se debe que cambien las sillas cómodas por taburetes incómodos? ¿Cómo se entiende que dejen de dar el fútbol si el bar se les llenaba cuando lo ponían? ¿Por qué cambian la música cuando su clientela acudía ahí por ese motivo?

 

Pero lo peor de todo es cuando la calidad de sus productos disminuye considerablemente. Hasta hace unos meses, justo al lado de una de las zonas de marcha de Zaragoza, había un local que abría toda la noche durante los fines de semana. Vendía pizzas, bocadillos y bollería, algo muy preciado de madrugada cuando has bebido, y tenía éxito, tanto por ese motivo como por la calidad.

 

Un buen día, toda esa comida que estaba bastante buena se convirtió en algo totalmente incomestible, algo que pudimos comprobar tras buscar sin éxito durante una hora un puesto de kebabs. No sólo nos tuvimos que conformar con entrar al sitio al que íbamos muchas noches, sino que descubrimos, para nuestra sorpresa, que nos estaban intentando envenenar. Yo, al menos, no he vuelto a comprar nada ahí y no volveré salvo que necesite algún tipo de matarratas. Y creo que mucha gente ha tomado la misma decisión que yo, ya que antes solía haber fila a todas horas y ahora, cuando paso por delante, con suerte está el dependiente.

 

Y ya que estoy hablando de pequeños antros donde puedes comer y beber, pasemos a los chiringuitos de la playa. Al Gobierno se le ha ocurrido la brillante idea de prohibirles estar en la arena, por lo que si esta ley se lleva a cabo, se tendrán que trasladar al paseo marítimo.

 

El punto y aparte realmente se debe a daros un poco de tiempo para que terminéis de frotaros los ojos y lo volváis a leer para comprobar que habéis entendido bien. ¿Qué sentido tiene llevar un chiringuito de playa fuera de la playa? Precisamente, la gracia de estos chiringuitos consiste en que los tienes alado, sin la necesidad de ponerte las chanclas o recoger todas las cosas para ir hasta allí. Incluso puedes ir tras darte un baño o comprar lo que desees para llevártelo a tu toalla o hamaca y así poder seguir tomando el sol. De hecho suelen ser más caros que los bares normales, ¿pero quién quiere pagar cincuenta céntimos menos si puede tener todo lo que quiera sin salir de la playa?

 

También hay que tener en cuenta que los dueños de esos chiringuitos son los que gestionan el alquiler de toldos, hamacas y patines. ¿Qué habrá que hacer entonces? ¿Ir hasta el paseo para alquilar cualquiera de esas cosas? Además, forman parte de nuestro paisaje playero, al igual que las cometas, las sombrillas o las colchonetas. Y es que una playa española sin chiringuitos es como un huevo frito sin sal.

 

¿Por qué cambiarlos de sitio si nadie se queja, no molestan y todo funciona bien estando donde están? ¿Qué será lo siguiente? ¿Nos cobrarán por bañarnos en el mar? ¿Será obligatorio ir en camiseta? ¿Prohibirán los partidos de fútbol? Mientras que haya gente que desee cambiar las cosas por cambiarlas aunque funcionen perfectamente, todo puede pasar. Es como si su dicho fuera renovarse… y morir.

 

(Explicación sobre la foto: cuando aún estaba permitido el botellón, todo el mundo en Salou solía beber en la misma zona de la playa porque por ahí estaba el único supermercado -Los Peces- en el que se podía comprar alcohol o lo que fuera más tarde de las 22:00 horas. Justo en esa zona había un chiringuito y su dueño acudía todas las noches para vigilar que nadie hiciera gamberradas con sus hamacas y toldos. Mis amigos y yo le llamábamos de forma cariñosa Mitch, como el protagonista de ’Los Vigilantes de la Playa’, y una noche decidimos hacernos una foto con él delante de su chiringuito)

 

El arte de la narración

El arte de la narración

He de reconocerlo: me encantan las películas que cuentan con un narrador, sobre todo desde que vi por primera vez Uno de los Nuestros. Lógicamente, la narración debe ser buena y el resto de los aspectos tienen que acompañar. Y con buena me refiero a que debe tener un estilo propio y cierta originalidad, ya que muchas veces se intenta imitar a Henry Hill (Ray Liotta) en la gran película de Scorsese y ése es un objetivo inalcanzable.

 

Lo mismo sucede con otras buenas narraciones como las de Lock&Stock, Trainspotting o la serie Los Hermanos Donnelly, por lo que cada vez en más complicado encontrar una película con un buen narrador y cada vez uno se sorprende más cuando la encuentra. Eso mismo me sucedió el otro día al ver Kiss Kiss Bang Bang.

 

Se trata de la primera película como director de Shane Black, guionista de la saga Arma Letal. Pasó desapercibida en España, al igual que otras buenas películas como Ciudad de Dios o Tropa de Élite, pero realmente es una parodia de detectives bastante entretenida en la que podemos encontrar una narración muy original, graciosa e ingeniosa. Sin ninguna duda, un distinguido toque de calidad que la hace más grande.

 

(Título: Kiss Kiss Bang Bang; Director: Shane Black; Reparto: Robert Downey Jr.,  Val Kilmer,  Michelle Monaghan,  Corbin Bernsen,  Dash Mihok,  Larry Miller,  Rockmond Dunbar y Shannyn Sossamon; Género: Thriller; Valoración: 7,5)

 

La delgada línea entre el éxito y el fracaso

La delgada línea entre el éxito y el fracaso

Siempre he sostenido que el deporte, además de muchas cosas, es pasión. Por ello la gente suele preferir los deportes de equipo, en los que se suele identificar con un club todas las semanas y con su selección cada cierto tiempo. Esto responde a que el amante del deporte necesita desear con todas sus fuerzas que su equipo o alguien en concreto gane como sea.

 

Por ese motivo mucha gente es del equipo de su ciudad y de un grande, porque necesita esa adrenalina que sólo transmiten las grandes citas y las grandes gestas. Y por eso los deportes individuales suelen reunir delante del televisor a millones de españoles cuando surge una figura a nivel mundial de este país. Así se entienden los casos de Nadal, Contador y sobre todo Fernando Alonso, que ha logrado introducir en España un deporte que hace unos pocos años no tenía ni una décima parte de la audiencia que tiene en estos momentos.

 

Por desgracia, esa pasión con la que seguimos a nuestros equipos o ídolos también nos lleva a ser excesivamente extremistas. Pasamos de venerarles a condenarles constantemente dependiendo de sus resultados y no nos damos cuenta muchas veces de que ni son tan buenos ni tan malos. Pasa mucho con el Madrid y el Barcelona cada temporada, también en el Zaragoza ahora que está en Segunda e incluso hay quien ya duda de Alonso o se alarma sin motivos por una derrota de Nadal.

 

Por poner un ejemplo, contaré lo que llegué a escuchar una vez en La Romareda. Un grupo de personas mayores que no hacían más que criticar sin tener ni idea de fútbol (personalmente creo que sus familias les compraban el abono para librarse de ellos durante un par de horas cada dos domingos) la tomaron con Juanele en su mejor temporada en el Zaragoza, aquella en la que llegaron a la última jornada con opciones de ganar la Liga. De repente, el ex jugador asturiano hizo una magnífica jugada que acabó en gol y por arte de magia todas las críticas pasaron a ser alabanzas. ¡Incluso pedían que fuera convocado por la Selección!

 

Toda esta reflexión viene porque este fin de semana hemos descubierto en Málaga que podemos tener nuevos ídolos en un deporte en el que fracasamos estrepitosamente en Pekín y que por historia siempre se nos ha dado mal. Me refiero a la natación, en donde sólo López-Zubero (vivía y entrenaba en Estados Unidos) y Nina Zhivanevskaia (rusa de nacimiento) habían logrado plusmarcas mundiales.

 

Desde Pekín, otros tres españoles han ingresado en ese selecto club: Mireia Belmonte y Aschwin Wildeboer (su padre es holandés) lo lograron en diciembre en piscina corta, mientras que Rafa Muñoz (sí, otro Rafa) se ha destapado en los Campeonatos de España como el nadador de mariposa más rápido de 2009. No sólo logró el récord del mundo en los 50 metros rebajando la anterior marca de Schoeman en medio segundo, sino que igualó la marca con la que Phelps logró una de sus ocho medallas de oro en los últimos Juegos Olímpicos, lo que agranda considerablemente su hazaña.

 

Ahora, evidentemente, estos tres nadadores apuntan a medalla en los Mundiales de Roma. ¿Pero qué ha cambiado en tan poco tiempo? Posiblemente el fracaso de Pekín no fuera culpa de los nadadores y sí de una mala planificación en la puesta a punto por parte de Coconi, director técnico por aquel entonces. O puede que se debiera a que los dirigentes de la Federación han impuesto durante años los entrenadores que ellos querían a sus nadadores, mientras que ahora estos últimos tienen libertad para escogerlos, aunque sea en el extranjero. También podría ser gracias a los bañadores de la marca Jacked que actualmente utilizan los españoles y que en breve podrían ser prohibidos por la FINA.

 

Sea por un motivo o por otro, ni ahora pensemos que nuestros nadadores son los mejores y van a arrasar en el Mundial, ni los condenemos si no consiguen ni un solo metal. Es preferible ensanchar la delgada línea que separa al éxito del fracaso y analizar fríamente qué es lo que ha pasado, tanto en los buenos como en los malos momentos. Así conoceríamos con más exactitud cuál es el nivel de nuestro equipo o de nuestros deportistas, disfrutando más de los éxitos y evitando muchos disgustos. Y todo ello sin perder esa pasión tan necesaria de la que he hablado antes.

Cien zlotys, veinte cervezas y un kebab

Cien zlotys, veinte cervezas y un kebab

Soy consciente de que sólo pude disfrutar de cuatro días en mi viaje a Polonia, pero fueron suficientes para que se me vengan una serie de palabras a la cabeza cuando los recuerdo: frío, chicas guapas, zlotys, cerveza y kebabs. Por cierto, mis compañeros de viaje fueron Edu, Íñigo, Alberto, Luis, Joaquín y el anfitrión Nacho.

 

No me quiero ni imaginar el frío que debe hacer en Polonia en pleno invierno y no me extraña que sufriera unas anginas tan grandes como para tener que volver a casa antes de tiempo, sobre todo teniendo en cuenta la diferencia de temperatura que existe entre la calle y los bares. Nuestra visita a Auschwitz coincidió con el peor día: el abrigo abrochado hasta el cuello, los guantes, la bufanda o la braga y el gorro no eran suficientes para combatir el mal tiempo.

 

Al hablar de Auschwitz es necesario recordar a nuestro chófer Andrei, más conocido por sus amigos españoles como Aitor. Gran profesional donde los haya, no dudaba en despertarnos para darnos la información estrictamente necesaria. Y es que, a pesar del cansancio y del sueño, ¿a quién no le apetece ver un camello? ¿O a quién no le apetece andar un par de kilómetros en plena nevada para ver un monumento?

 

Por cierto, cómo se nota que en Zaragoza y Reus no nieva, ya que parecíamos niños pequeños cuando hicimos una guerra de bolas de nieve en nuestra visita a la Catedral de Cracovia. Ahí descubrimos dos cosas: lo complicado que es subir a lo alto del campanario y que les resultábamos atractivos a las adolescentes polacas, que no paraban de mirarnos y cuchichear entre ellas. Otra teoría podría ser que directamente se estaban riendo de nosotros, ya que en un bar de Varsovia nos pasó eso exactamente. Ni se cortaban al señalarnos mientras se reían a carcajadas. De hecho, algún amigo no ha levantado cabeza desde entonces.

 

Hay que ver la cantidad de chicas guapas que hay en Polonia, especialmente en Cracovia. Todas con los ojos verdes o azules. Lástima que al final no nos hiciéramos una foto con la recepcionista del hostal para demostrarlo, aunque tenemos una con una tal Marta. Y ya que he mencionado el hostal, quiero compartir una de las frases que se podía leer en una de sus paredes: “El hombre que no puede visualizar un caballo al galope sobre un tomate es un idiota”. El autor, un tal André Breton.

 

Otra de las cosas más asombrosas es lo que dan de sí cien zlotys (el cambio está a 4,5 el euro). Para que os hagáis una idea, ahí van varios ejemplos: en un restaurante checo, nos salió por unos cinco euros un escalope enorme, una ración de patatas y otra de ensalada, y una jarra de cerveza; en Carlitos, un italiano de Cracovia, nos vimos obligados a pedir postre por lo barato que era; y cuatro panes de ajo para cada uno, un par de raciones de aros de cebolla, la cerveza y un enorme plato de pechuga con crema de espinacas, ensalada y patatas nos costó doce euros por cabeza en Varsovia.

 

Y es que al final uno termina por creerse rico. De hecho, Íñigo resumió este sentimiento en su nick del Messenger: “En Polonia era el segundo hombre más rico del país; el primero era mi amigo Edu porque se llevó más dinero que yo”.

 

Vayamos a lo más importante: la cerveza. El medio litro sale por un euro en los bares y encima está buenísima, por lo que no es de extrañar que todo el mundo pida una, tanto polacos como turistas. Por cierto, me sorprendió que a las mujeres se la sirvan con pajita. Igual es un truco para que les suba más rápido el alcohol y emborracharlas. Al menos con una lo consiguieron, ya que se cayó literalmente por las escaleras, aunque si soy sincero, alguno que otro también salió derrotado por la cerveza y unos chupitos llamados Kamikaces.

 

También es curioso el gran tamaño que tienen todos los policías (Edu puede dar fe de ello), así como la cantidad de puestos de kebab que te encuentras por la calle. No exagero mucho si digo que hay uno en cada manzana y encima no llegan a costar ni dos euros. Y es que por cien zlotys, unos 22 euros, tienes para veinte cervezas de medio litro y un kebab.

 

Idénticas rachas pero bien distintas

Idénticas rachas pero bien distintas

 

Con la victoria en Estambul se ha igualado la mayor racha de partidos sin perder de la Selección en su historia. La España de Clemente estableció el récord en 31 encuentros entre el 94 y el 98, una marca que puede verse superada en el próximo encuentro de la Roja. Pero hasta entonces ambas rachas son idénticas, salvo que uno profundice en el tema y llegue a la conclusión de que sólo una pasará a la historia, principalmente porque la dinámica actual vino acompañada de una Eurocopa. Además, hay que tener en cuenta los números y los estilos: con Clemente se ganaron 20 partidos y se empataron 11 con un fútbol conservador, mientras que la Selección actual ha sumado 28 victorias y sólo 3 empates con el famoso tiqui-taca.

 

Es cierto que en los dos partidos contra Turquía, España no se ha mostrado superior ni ha exhibido ese juego alegre y dinámico (hay que tener en cuenta que en el primer partido faltaron Silva, Iniesta y Cesc y en el segundo, los dos últimos y Villa). Pero hasta entonces la Selección había pasado por encima de todos sus rivales, llegando a su máxima expresión en la segunda parte de las semifinales de la Eurocopa contra Rusia (en mi vida he visto un fútbol tan perfecto), y ha sido elogiada por toda la prensa internacional. Y es que se ha creado un estilo que enamora a propios y extraños.

 

En el lado opuesto de ese estilo se encuentra Clemente: defensas jugando en el centro del campo (incluso una vez lo hizo Molina), predominaba la garra por encima de la calidad, el equipo se cerraba atrás y huía de la posesión del balón… Por supuesto que es lícito y tenía todo el derecho del mundo de jugar así, sobre todo porque los resultados le daban la razón y el equipo funcionaba como bloque. Además, en esa época el punto fuerte de la Selección eran sus centrales (Hierro, Alkorta, Nadal y Abelardo) y en el centro del campo predominaban jugadores con carácter y faltaban jugones como los de ahora, al igual que en la delantera.

 

También es verdad que esto último, en parte, era culpa de Clemente. Guardiola era el único creador de juego que iba convocado y encima no era un asiduo por las lesiones. Mientras, se quedaban en casa los Aragón, Fran o Míchel. Posiblemente se pueda dar la vuelta a la tortilla y decir que en la España actual se tardó más de la cuenta en convocar a los Albiol, Arbeloa y Piqué (insisto en que tiene condiciones para ser uno de los mejores centrales del mundo), cuando mucha gente cree que nuestro mayor defecto es la defensa.

 

En definitiva, con dos formas bien distintas de entender el fútbol se ha demostrado que se pueden alcanzar los 31 partidos sin conocer la derrota, pero con un pequeño matiz: los buenos resultados y los records dan prestigio y mandan en el presente, mientras que un estilo en el que predomina el toque, la velocidad y el buen juego entra la historia. Incluso puede llegar a escribirla, sobre todo si se logran títulos, aunque esto último no es totalmente necesario. De hecho, qué se recuerda más: ¿La Holanda de los años setenta, más conocida como Naranja Mecánica, o la Italia del Mundial 82?

 

Common People / Disco 2000 (Pulp)

Common People / Disco 2000 (Pulp)

 

Common People y Disco 2000 son los dos singles que llevaron al éxito a Pulp a mediados de los años noventa. Ambos pertenecen al álbum Different Class, quinto de la banda. Fue lanzado en 1995 y alcanzó el número uno en las listas del Reino Unido, recibiendo grandes críticas. Con el paso de los años fue incluido en varias listas que mostraban los cien mejores discos británicos de la historia.

 

Pulp surgió en Sheffield a finales de los años setenta con el nombre de Arabacus Pulp, cuando el líder de la banda, Jarvis Cocker, sólo tenía catorce años. Este cantante es conocido por muchos como el intruso que le enseñó su trasero a Michael Jackson en mitad de una actuación de este último, pero lo cierto es que es uno de los estandartes del britpop. El grupo desapareció en 2002, lo que le sirvió a Jarvis Cocker para componer e interpretar tres temas de una de las películas de Harry Potter.

 

La compañía de los héroes

La compañía de los héroes


El otro día terminé de ver por enésima vez Hermanos de Sangre, para mí la mejor serie de todos los tiempos. Se trata de diez capítulos ambientados en la Segunda Guerra Mundial, que narran la experiencia de la Compañía Easy del 506º Regimiento de Infantería de Paracaidistas de la 101ª División Aerotransportada del Ejército de los Estados Unidos.

 

Cada una de esas diez partes podría ser considerada como una de las mejores películas bélicas de la historia. En la producción participan Steven Spielberg, Tom Hanks y la productora HBO, mientras que la serie está basada en el libro Band Of Brothers del historiador Stephen Ambrose, así como en los testimonios de los propios protagonistas.

 

La serie muestra la experiencia de estos soldados desde su formación hasta el fin de la guerra, pasando por el Día D, la toma de Carentan, la Operación Market Garden, el infierno de Bastogne, el descubrimiento de los campos de concentración o la rendición alemana. Y todo ello desde el punto de vista de diferentes protagonistas: oficiales, suboficiales, sanitarios, novatos que llegan para reemplazar a los caídos en combate, miembros de inteligencia que no dispararon ni una sola vez…

 

Ahora mismo se está grabando The Pacific, serie ligada a Hermanos de Sangre. Se centra en la intervención estadounidense en el Pacífico contra el Imperio de Japón durante la Segunda Guerra Mundial y está basada en las memorias de tres veteranos: Eugene Sledge, Robert Leckie y Marine John Basilone. Probablemente relatará las batallas de Guadalcanal, Cabo Gloucester, Peleliu, Iwo Jima y Okinawa.

 

No sé si estará al nivel de su predecesora, ya que la Compañía Easy se mantuvo casi siempre en primera fila de combate y fue una de las más reconocidas. De hecho, en uno de sus testimonios, un veterano cuenta que su nieto le preguntó si era un héroe de guerra. Su respuesta no pudo ser mejor: “No, pero combatí en la compañía de los héroes”.

 

 

 

Fonseca y sus ventas

 

En estos momentos Los Simpson están patrocinados por una marca de coches que ha tomado prestada una escena (la única graciosa) de El Año de la Garrapata. En ella se puede ver cómo varios comerciales son motivados con técnicas japonesas para vender más. Recomiendo ver el vídeo de arriba, pero lo importante es que viendo el anuncio me di cuenta que en nuestros días todo vale para vender un producto.

 

Da igual lo que se ofrezca y desde dónde se haga. Todo spot, anuncio o promoción intenta vender la misma idea: el producto en cuestión te va a cambiar la vida y va a solucionar todos tus problemas, aunque sea un simple bolígrafo multicolor. Descubrimos que un cuchillo puede curarte el lumbago, que una tabla de abdominales va a terminar con tus problemas para ligar o que el simple hecho de cambiarte de compañía telefónica va a resolver todas tus deudas por muy grandes que sean.

 

Si te quedas hasta altas horas de la madruga despierto y viendo la tele, descubrirás que los spot, por arte de magia, se convierten en telenovelas. Diez o más minutos de anuncio para vender cualquier pijada, que, por cierto, sólo se puede conseguir llamando a ese número. Y yo me pregunto por qué será, sobre todo si anuncian una especie de fármaco.

 

Es curioso las numerosas fórmulas que utilizan para vender lo imposible. Hacen demostraciones con cuchillos que pueden cortar latas (todo el mundo sabe lo útil que esto resulta), nos cosen con comentarios de clientes que han quedado totalmente satisfechos con el producto (no se nota para nada que son actores, malos, pero actores), especialistas reconocidos mundialmente sólo por sus madres nos hablan de las numerosas ventajas, nos muestran el antes y el después de dos tipos que no se parecen en nada y al final de cada anuncio realizan la gran oferta: dos por el precio de uno, más el estuche, más una crema, más un martillo, más una Barbie y más lo que sea con tal de vender. Y entonces es cuando uno se va a dormir con la clara sensación de que está dejando desaprovechar su gran oportunidad para dar un vuelco positivo a su vida.

 

Pero lo peor de todo son las técnicas que utilizan las compañías de teléfono. Una técnica que únicamente consiste en tocar las narices al personal a base de llamadas telefónicas. Normalmente suele aparecer como número privado (aviso para navegantes), al principio no te contesta nadie y tras un par de segundos oyes una voz, generalmente sudamericana, que te intenta convencer para que te cambies a su compañía garantizando que es más barata y mejor. Casualmente todas hacen lo mismo, casualmente en todas va mal internet y casualmente en todas tratan mejor a futuros clientes con ofertas inalcanzables para sus usuarios.

 

Dicho esto, si cualquier empresa quiere vender, lo mejor que puede hacer es que su producto lo anuncie Pepe Domingo Castaño en la SER. Casi todo lo demás no sirve, por mucho que Fonseca se eleve hasta el cielo anunciando a los cuatro vientos que va a venderlo todo.

Un año después

Un año después

 

Ha pasado un año desde que escribí mi último artículo aquí. Creo que fue el descenso del Zaragoza lo que me llevó a la apatía y a dejar de lado este blog. Desde entonces, España ganó la Eurocopa, se ha convertido en la mejor selección del momento y varios jugadores como Casillas, Xavi, Torres, Villa, Silva, Cesc o Iniesta han sido reconocidos entre los mejores jugadores del mundo; Nadal escaló hasta el número uno mundial logrando en un año Roland Garros, Wimbledon, el oro olímpico y un cachito de la Davis, donde Verdasco y Feliciano fueron héroes nacionales, más el Open Australia de este año; el Madrid ganó la Liga, el Valencia la Copa, Cristiano Ronaldo fue rey de Europa con el Manchester y posteriormente Balón de Oro, fomentando un gran debate sobre si es mejor él o Messi, y descubrimos a un tal Arshavin conquistando la UEFA con el Zenit; los Juegos Olímpicos nos dejaron 18 medallas (5 oros, 10 platas y 3 bronces), las exhibiciones de Bolt y Phelps y la certeza de que España en baloncesto no tiene nada que envidiar a Estados Unidos;  el TAU ganó la ACB, Gasol rozó el anillo con los Lakers y ha vuelto a jugar el All Star, Calderón se quedó a nada de batir el récord de tiros libres consecutivos acertados en la NBA, Marc y Rudy nos sorprenden cada madrugada y el CAI por fin ascendió a la ACB; Sastre ganó el Tour y Contador el Giro y la Vuelta; Coma ganó el nuevo Dakar; y hasta el Reus ganó el Mundial de Clubes de Hockey Patines (Edu, no te quejarás).

 

No sólo en el deporte han pasado cosas: vivimos unas elecciones en España con victoria de Zapatero y otras es Estados Unidos con triunfo de Obama; dos ediciones de los Oscar en las que Bardem y Pe lograron sendas estatuillas (no surtieron efecto todos mis rezos para que no fuera así) y en las que No Es País Para Viejos y Slumdog Millionaire fueron galardonadas como mejores películas; el mundo está inmerso en una gran crisis cuyo final parece estar bastante lejos; e incluso yo he cumplido dos veces años. Hay cosas que no han cambiado como el terrorismo, las guerras, el hambre, la pobreza, la violencia de género, las desapariciones de adolescentes y niños, los desastres naturales o los accidentes de coche, pero no es cuestión de mencionar cada uno de los casos que nos conmocionan a diario, ya que, entre otras cosas, considero que los telediarios inundan nuestras casas con desgracias a todas horas y con esa dosis ya es suficiente.

 

Todo un año y yo callado, pero hay algo que me impulsa a acabar con este silencio y retomar un blog que tenía olvidado. Los que me leíais, espero que lo sigáis haciendo y con gusto, y como siempre podréis manifestar vuestra conformidad o disconformidad con lo que escribo en los comentarios; para los nuevos, espero que me deis una oportunidad. Un año después vuelve LaCosaNostra.