Otro partido del siglo
Se acerca otro Madrid-Barcelona, otro gran clásico, otro partido del siglo. ¿Pero esta vez es así realmente? Todo dependerá de cómo se desarrolle el encuentro y de la trascendencia que tenga el resultado en la victoria final de uno u otro equipo en la Liga, pero a priori, todo apunta a una misma dirección: en lo que llevamos de siglo nunca hubo un clásico tan decisivo. Y encima los dos equipos han dado motivos para ser elogiados.
El Barcelona de Guardiola puede que sea el mejor Barça de la historia. Al menos es el mejor que yo he visto. No en cuanto a resultados, que eso está por ver, sino en cuanto al juego. Es casi inimaginable que un equipo juegue mejor. Digo el casi porque la selección española está ahí, pero es que si uno lo mira bien, el motor de los dos equipos es prácticamente el mismo (Xavi e Iniesta) y el mejor defensa de ambos también es el mismo (Piqué nos deja en cada partido muestras de que tiene potencial para ser el mejor central del mundo y quien no lo quiera ver que se quite de una vez la venda de los ojos). Pero en comparación con la Selección, el equipo azulgrana tiene un pequeño handicap: la portería.
Valdés es una de las pocas fisuras que tiene este Barça, tanto por su forma de ser como por sus aptitudes como guardameta. Es cierto que el otro día contra el Chelsea salva el 0-1 en un uno contra uno ante Drogba, pero también es cierto que Almunia fue el héroe del Arsenal frente al Manchester. Para mí, Valdés es mejor que Almunia, pero es bastante inferior a Reina, Diego López, Sergio Asenjo o Gorka Iraizoz. Por supuesto, sería de necios compararlo con Casillas, ya que sería algo así como comparar un rascacielos con una casita en el campo.
Ahí puede tener el Madrid su ventaja. Pienso que en partidos de este tipo los porteros son más que importantes. Sus actuaciones pueden ser decisivas y decantar el devenir del encuentro a su favor. Y si en algo los blancos son infinitamente superiores al Barcelona, es en la portería. Otro de los factores que puede ser determinante es la fatiga, tanto mental como física: ahí también ganan los de Juande, a los que se les ve más enteros y encima sólo están centrados en la Liga.
Es de elogiar lo del Barça y yo soy el primero que me pongo de pie para aplaudir su ambición, pero estar metidos de lleno en tres competiciones les puede pasar factura. No digo que vaya a ser así, pero hay opciones de que al final no se lleven ningún título y esa posibilidad creo que aún les desgasta más. Pensar que el mejor Barcelona de la historia se quede sin premio alguno, parecía una utopía hace un mes. Ahora ya no es de locos pensarlo: el Madrid a cuatro puntos, 0-0 contra el Chelsea y los tres de arriba no tienen la frescura de antes. Miento, ya que Henry anda fino, pero Etoo ya no presiona tanto a los defensas rivales en la salida de balón y cada vez escasea más ese cambio de ritmo tan característico de Messi.
Dicho esto, cuentan con las mejores armas para salir airosos del Bernabéu: son mejor equipo, juegan mejor, dependen de sí mismos y les vale el empate. Raúl ya lo dijo el otro día: “El Barcelona puede permitirse el lujo de no ganar, nosotros no”. De hecho, la necesidad puede ser un arma de doble filo: tienes más ganas de ganar que tu rival, pero esas mismas ganas se pueden convertir en ansiedad. Aunque visto lo visto hasta ahora, el Madrid convierte, al mismo tiempo, esa ansiedad en épica.
Y es que los blancos han llegado a este partido con opciones de ganar la Liga gracias a su fe, a no perder la esperanza, a resignarse a morir. Y eso contagia a la afición. Y, a su vez, la afición puede llevar en volandas a su equipo, sobre todo en un estadio como el Bernabéu. Y el Bernabéu con ganas y convencido de la victoria es mucho Bernabéu, un escenario único para crear una especie de miedo escénico en el rival. Que empiecen los piques, las porras y el espectáculo: la fe y la épica del Madrid contra el buen juego del Barça.