Cambios de hilo

En el mundo del fútbol el entrenador es el que cuelga del hilo más fino de todos. Es más fácil echarle a él que a todos o la mayoría de los jugadores. Y mucho más complicado es que un presidente o un director deportivo acepte sus errores y dimita.

Soy zaragocista y por ello le deseo lo mejor a Garitano, por el bien del club y porque a mi parecer se trata de un profesional admirable, al menos cuando era futbolista. Pero creo que ha sido un error destituir a Víctor Fernández. No por ser quien es, sino porque en la mayoría de los casos el cambio de entrenador no sirve de nada o incluso se va a peor.

El porcentaje de éxito es muy pequeño como para asumir el riesgo. En mi opinión el 50% de las veces que se sustituye a un técnico todo sigue igual, el 40% va a peor y sólo en el 10 % la cosa mejora. Las razones son obvias: los jugadores son igual de buenos o malos con un entrenador u otro, una destitución afecta negativamente al grupo y se suele contratar a un técnico con menos currículum que el anterior y que no tiene tiempo para trabajar, corriendo el riesgo de que se desgaste por no sacar al equipo adelante y que la consecuencia sea perder a un gran entrenador para el futuro.

Por ello considero que echar a un técnico tiene que ser la última opción de todas y cuando la situación se haya vuelto totalmente irreversible. En el Zaragoza no era el caso. Ojalá me equivoque, pero creo que es cambiar un hilo roto por otro tan fino como el anterior. Con una diferencia: ahora tiene que soportar más peso.